domingo, 14 de noviembre de 2010

CRÍTICA DE CINE. Tim Burton, el Vincent de carne y hueso

TÍTULO ORIGINAL: Vincent
AÑO: 1982
DURACIÓN: 6 min.
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: Tim Burton
GUIÓN: Tim Burton
MÚSICA: Ken Hilton
FOTOGRAFÍA: Victor Abdalov (B&W)
REPARTO: Vincent Price
PRODUCTORA: Walt Disney Productions / Buena Vista Distribution Company
GÉNERO: Animación. Ciencia-Ficción. Fantástico

Tras ver La caída de la Casa Usher, El gabinete del doctor Caligari o Nesferatu, uno puede entender mejor el cine de Tim Burton, quien lucha por mantener sus proyectos personales frente a las mieles comerciales de las grandes producciones. Mientras el público se rinde ante la historia de Alicia en el País de las Maravillas, su última película, Tim Burton preside el festival de cine de Cannes de este año.
Todo autor tiene una historia que a veces queda oculta, aunque subyace en todas sus obras. Son temas recurrentes que, en el caso de Tim Burton, están presentes desde su primer cortometraje de animación, Vincent. El protagonista, alter ego del director, desea ser como Vincent Price, el actor de películas de serie B de los años 60. La imaginación desbordante del niño de siete años le lleva a vivir inmerso en sus propias historias de terror y desea convertir a su perro en un nuevo Cesare. La infancia, la soledad, el miedo, el aislamiento y los personajes monstruosos aparecen en todas las obras de Burton. El director Roger Corman adaptó para el cine varias obras de Edgar Allan Poe y fue el descubridor de la faceta interpretativa de terror de Vincent Price, todos ellos referentes en esta obra de tan sólo cinco minutos. Vincent fue realizado con la técnica de animación stop-motion y está basado en un poema que escribió el propio director mientras trabajaba para la factoría Disney. Su estética en blanco y negro, las figuras de grandes ojos y rostros deformados o las chimeneas inclinadas recuerdan a la escenografía de las mejores películas expresionistas alemanas de los años 20.

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